La historia muestra a la pequeña Laura en el orfanato donde vivía, jugando en el patio delantero con un grupo de niñas. Laura se va de esa casa cuando es adoptada por una familia y cuando adulta, regresa junto a su esposo a vivir a esta misma casa, junto a su hijo Simón de unos 5 años, que toma remedios a diario.
Una tarde, una mujer de unos setenta años llega a casa de Laura diciendo que es asistente social y que le habían remitido el expediente de Simón, entonces le consulta a Laura si harán muchas reformas en la casa, pero Laura evade la pregunta, diciéndole que no entendía la razón de su visita. Ella contesta que, seguramente Simón necesita mejores tratamientos para la cura de su enfermedad, pero el esposo de Laura, Carlos, es médico, por lo que la conversación termina abruptamente. Laura se queda con el expediente y lee la hoja donde aparece la frase: portador de VIH, antes de guardarlo con llave.
Simón le cuenta a su mamá que tenía amigos imaginarios, que eran varios y que le habían enseñado un juego, que era ir buscando pistas para encontrar finalmente el tesoro y entonces podría pedir un deseo. Simón encuentra la llave que abre el cajón donde Laura guardó el expediente, entonces Simón le grita a Laura que es una mentirosa, que ella no es su madre y que él es adoptado igual que todos sus amigos imaginarios pero que además sabe que se va a morir, que todo esto se lo ha dicho Tomás, su amigo imaginario.
Laura había preparado la casa para recibir con residencia a niños con deficiencias y justamente ese día Simón le pide a Laura lo acompañe a la casita de Tomás, pero como Laura estaba ocupada con la recepción de las personas y no le agradaba la historia de los amigos imaginarios, le ordena a Simón bajar, pero Simón insistió y terminaron tan enojados que Laura le da una cachetada a Simón y este se queda llorando en su habitación.
Rato después, Laura sube a buscarlo, pero ya no lo encuentra en ninguna habitación, pero en vez de eso, ve a otro niño con una máscara. Laura intenta quitársela, pensado que es Simón, pero en ese momento, el niño la empuja hacia el baño y cierra la puerta, apretando sus dedos y haciéndola caer en la tina donde la encierra con llave. Cuando Carlos la encuentra, Laura corre por toda la casa buscando a Simón, abre todas las puertas de la casa, revuelve los armarios y sus interiores, pero no consigue encontrarlo por ninguna parte.
Laura cree que Simón fue a una cueva a la que se podía entrar solo cuando bajaba la marea, pero ya estaba la marea alta, ella creía verlo desde lejos, pero Carlos no le permitió seguir. Pasan 6 meses y ni la policía puede ayudar con las pistas para encontrar a Simón. Una tarde, Laura y Carlos detienen su auto en luz roja y ven cruzar la calle a la mujer misteriosa que los visitó con el expediente, pero que la psicóloga de la policía descubrió no existía nadie con ese nombre y pensaban era quien había secuestrado a Simón. Laura la llamó y cuando ella se volvió a mirar, una ambulancia a toda velocidad la arrolló en frente de todos.
Laura entonces recurre a una médium para que vaya a su casa y la ayude a descubrir a los amigos imaginarios de su hijo. Es esta médium quien le dice a Laura que oye pero no escucha, que debe cambiar su postura y no se trata de ver para creer, sino de creer para poder ver.
Una tarde, una mujer de unos setenta años llega a casa de Laura diciendo que es asistente social y que le habían remitido el expediente de Simón, entonces le consulta a Laura si harán muchas reformas en la casa, pero Laura evade la pregunta, diciéndole que no entendía la razón de su visita. Ella contesta que, seguramente Simón necesita mejores tratamientos para la cura de su enfermedad, pero el esposo de Laura, Carlos, es médico, por lo que la conversación termina abruptamente. Laura se queda con el expediente y lee la hoja donde aparece la frase: portador de VIH, antes de guardarlo con llave.
Simón le cuenta a su mamá que tenía amigos imaginarios, que eran varios y que le habían enseñado un juego, que era ir buscando pistas para encontrar finalmente el tesoro y entonces podría pedir un deseo. Simón encuentra la llave que abre el cajón donde Laura guardó el expediente, entonces Simón le grita a Laura que es una mentirosa, que ella no es su madre y que él es adoptado igual que todos sus amigos imaginarios pero que además sabe que se va a morir, que todo esto se lo ha dicho Tomás, su amigo imaginario.
Laura había preparado la casa para recibir con residencia a niños con deficiencias y justamente ese día Simón le pide a Laura lo acompañe a la casita de Tomás, pero como Laura estaba ocupada con la recepción de las personas y no le agradaba la historia de los amigos imaginarios, le ordena a Simón bajar, pero Simón insistió y terminaron tan enojados que Laura le da una cachetada a Simón y este se queda llorando en su habitación.
Rato después, Laura sube a buscarlo, pero ya no lo encuentra en ninguna habitación, pero en vez de eso, ve a otro niño con una máscara. Laura intenta quitársela, pensado que es Simón, pero en ese momento, el niño la empuja hacia el baño y cierra la puerta, apretando sus dedos y haciéndola caer en la tina donde la encierra con llave. Cuando Carlos la encuentra, Laura corre por toda la casa buscando a Simón, abre todas las puertas de la casa, revuelve los armarios y sus interiores, pero no consigue encontrarlo por ninguna parte.
Laura cree que Simón fue a una cueva a la que se podía entrar solo cuando bajaba la marea, pero ya estaba la marea alta, ella creía verlo desde lejos, pero Carlos no le permitió seguir. Pasan 6 meses y ni la policía puede ayudar con las pistas para encontrar a Simón. Una tarde, Laura y Carlos detienen su auto en luz roja y ven cruzar la calle a la mujer misteriosa que los visitó con el expediente, pero que la psicóloga de la policía descubrió no existía nadie con ese nombre y pensaban era quien había secuestrado a Simón. Laura la llamó y cuando ella se volvió a mirar, una ambulancia a toda velocidad la arrolló en frente de todos.
Laura entonces recurre a una médium para que vaya a su casa y la ayude a descubrir a los amigos imaginarios de su hijo. Es esta médium quien le dice a Laura que oye pero no escucha, que debe cambiar su postura y no se trata de ver para creer, sino de creer para poder ver.